El estudio, liderado por Lorena García-Fernández, de la Universidad Miguel Hernández y el Hospital San Juan de Alicante, y Roberto Rodríguez-Jiménez, investigador principal del i+12 y del CIBERSAM, determina que en los casos confirmados de COVID-19 entre las personas con antecedentes psiquiátricos, determinados factores ambientales como la falta de necesidades básicas cubiertas, la presencia de violencia doméstica, el consumo de drogas y la ausencia de ejercicio físico, se asociaron a síntomas depresivos más graves.
Los resultados describen que los pacientes con diagnóstico previo de trastorno mental han presentado un aumento de los síntomas de ansiedad, depresión y estrés agudo durante el pico de la pandemia, claramente superior a los síntomas experimentados por la población sin problemas de salud mental previos. Por tanto, apuntan que este perfil de paciente es más frágil en situaciones de incertidumbre y amenaza causadas, en este caso, por un virus hasta entonces desconocido.
PsyCOVID-19-San Juan-imas12 es un estudio comparativo de la sintomatología en personas que han declarado un trastorno mental anterior al brote de COVID-19, frente al grupo de participantes que no ha padecido ningún tipo de enfermedad psiquiátrica. Asimismo, analiza si la tasa de contagio es más alta en comparación con el grupo control y cómo afecta el entorno a su estado emocional.
Encuesta online a casi 2.000 personas
Las conclusiones del proyecto PsyCOVID-19-San Juan-imas12, publicadas recientemente en la revista Journal of Psychiatric Research, son fruto de una encuesta nacional online en la que han participado 1.839 personas, de las que 201 presentaban diagnóstico previo de trastorno de salud mental. De estas últimas, el 3,5 por ciento fue positivo en infección por COVID-19, frente al 0,4 de la población sin patología psiquiátrica, lo que demuestra que la tasa de contagios entre este colectivo ha sido mayor.
La muestra llevada a cabo entre el 29 de marzo y el 5 de abril, se corresponde con la fase aguda de la primera ola de la pandemia, momento en el que las cifras de contagiados ascendieron de 78.797 a más de 130.000, lo que situaron a España como el primer país con mayor número de casos en Europa y el segundo a nivel mundial después de Estados Unidos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).