Las mujeres en España fallecen un 8 % más por enfermedad cardiovascular que el hombre y tienen el doble de riesgo de morir por infarto según las estadísticas. Además, se estima que más del 25 % de mujeres experimentarán un episodio de depresión mayor a lo largo de su vida, una cifra que supera significativamente a la de los hombres (12%). Y sabemos que tras la vacunación por COVID más del 70 % de mujeres dicen haber presentado cambios en su menstruación. Estos son sólo algunos de los ejemplos en los que la salud de la mujer se ve afectada por la infrarrepresentación, el infradiagnóstico y las desigualdades de género en la investigación biomédica. Este y otros temas han sido abordados en la mesa del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) bajo el título "#Mujeres: diferenciarnos en investigación para igualarnos en salud” cuyo eje central ha sido reivindicar una investigación biomédica con perspectiva de género que promueva la equidad en la salud de la mujer. El encuentro se ha celebrado en el contexto del día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia este jueves 8 de febrero en el Ilustre Colegio de Médicos de Madrid.
La enfermedad vascular es la más mortífera en las mujeres y cada año mata a más de 60 000 mujeres. Sin embargo, según ha explicado Candelas Pérez del Villar Moro, investigadora del área de Enfermedades Cardiovasculares del CIBER (CIBERCV), cardióloga en el Hospital Universitario de Salamanca y secretaria científica del IBSAL, “sólo el 37 % de los pacientes que se incluyen en los ensayos clínicos son mujeres, a pesar de que la prevalencia de estas enfermedades dobla esa proporción “. La investigadora ha destacado cómo las mujeres se creen protegidas de la enfermedad cardiovascular, pero la realidad no es esa; “nos morimos más que los varones” apuntó la cardióloga.
La investigadora de CIBERCV, una de las cuatro médicas que ha participado en el debate, apunta que “es vital trasladar las medidas de promoción de la salud a la sociedad y decírselas a las mujeres, esto es lo que más impacto puede tener”.
El sentirse falsamente “protegidas” en el tema cardiovascular y el hecho de que las mujeres dediquen más tiempo a los cuidados de los demás, está provocando que acudan menos frecuentemente al médico, se realicen menos pruebas y que las mujeres participen menos en los estudios científicos.
En esta misma línea Lucía Artazcoz, investigadora, del área de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y de la Agencia Salut Pública Barcelona, destacó que “la sociedad tiene un marcado orden de género y si no introducimos esta lectura en los estudios de salud, estamos dando resultados incorrectos, no sólo para las mujeres sino también para los hombres”.
La experta en Salud Pública explicó cómo, desde su disciplina, se ha ido aprendiendo a incorporar la perspectiva de género desde 1999. “Hasta esa fecha únicamente se abordaba desde la mejora de la salud sexual y reproductiva”, comentó. “Ahora mismo el tema se ha hecho más complejo, pero somos capaces de entender mejor la realidad, porque no es lo mismo una mujer pobre o inmigrada que una con nivel adquisitivo mayor. Hay que introducir más variables, además del género”. Uno de los programas de investigación del CIBERESP trabaja precisamente sobre desigualdades en salud, incluyendo las desigualdades de género.
En el ámbito de la salud mental también se disparan estas desigualdades. Así, Carmen Moreno, investigadora del área de Salud Mental (CIBERSAM) y médica del Hospital Gregorio Marañón ha querido señalar el impacto de las diferencias por sexo en la prevalencia y presentación de trastornos mentales en las mujeres, la disparidad entre la cantidad de datos disponibles sobre psicofarmacología basados en hombres y la mayor frecuencia de tratamiento en mujeres.
La investigadora destacó que “cuando nos ponemos a pensar en los determinantes en salud mental, siempre pensamos en las hormonas, pero no sabemos muy bien cuál es el papel de las hormonas en la evolución de los problemas neuropsiquiátricos. Falta mucho estudio en este sentido”.
Carmen Moreno explicó que, además de que muchas veces no se tiene en cuenta el sexo en los modelos preclínicos, excluyendo a las hembras en muchos casos, la descripción de algunas enfermedades está sesgada. “En los manuales, a veces se representan sólo los comportamientos de chicos porque se han validado únicamente en poblaciones de chicos. Se debe avanzar en medicina personalizada a la hora de entender la enfermedad y su tratamiento. No sólo entre hombres y mujeres, es que cada mujer también es muy diferente” destacó la psiquiatra.
“Si no incorporamos estos aspectos, si no lo estudiamos correctamente, entonces no lo estamos haciendo tan bien en consulta con nuestros y nuestras pacientes” concluyó Moreno.
Finalmente, la investigadora del área CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) Lía Nattero ha abordado la influencia del sexo en la respuesta al tratamiento y el desarrollo de complicaciones en la diabetes tipo 1. Nattero, que desarrolla su investigación en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid – IRYCIS, ha insistido igualmente en que las mujeres tienen un mayor riesgo de muerte y eventos vasculares en comparación con los hombres y el control metabólico de la mujer con diabetes hace que su pronóstico sea peor. “La mujer con diabetes tipo 1 tiene un 37% más de morbimortalidad cardiovascular que el hombre, lo que contrasta con la infrarrepresentación que tienen las mujeres en los ensayos clínicos” manifestó la especialista en Endocrinología y Nutrición.
En esta línea, defendió la necesidad de investigar más sobre cómo el ciclo menstrual afecta el control de la glucosa y cómo estas diferencias pueden ser aprovechadas para desarrollar tecnologías más efectivas en el manejo de la diabetes tipo 1: “la tecnología en diabetes es cada vez más importante, pero se debe tener en cuenta la ciclicidad de la mujer a la hora de mejorar los algoritmos de control” apuntó la investigadora del IRYCIS.
“La falta de incorporación de la perspectiva de género en la investigación científica contribuye a continuar con los estereotipos de género y a la ignorancia de las diferencias de género en los resultados de investigación”, explica Elvira Casado investigadora del CIBERFES (área de Fragilidad y Envejecimiento Saludable del CIBER) en el Instituto de Salud Carlos III (Investén-ISCIII) que ha moderado la sesión. La investigadora expresa cómo esta falta de representación afecta a todos los momentos de los estudios científicos, comenzando por propio el diseño, en los que a menudo no se tienen en cuenta la perspectiva de género.
Las investigadoras han defendido, a una sola voz, la importancia de incorporar la perspectiva de género en la investigación para promover la igualdad en salud. Para abordar esta problemática “es crucial promover la sensibilidad de género en todas las etapas del proceso de investigación, lo que implica incluir ambos sexos en los estudios, analizar los datos por género y considerar las diferencias de género en la interpretación de los resultados”.
Ver programa: "#Mujeres: diferenciarnos en investigación para igualarnos en salud”