La hipertensión es una de las causas principales de muerte prematura en el mundo y, sin embargo, el 46 % de los adultos hipertensos desconocen que padecen esta afección. Se trata de una condición silenciosa, que no suele presentar síntomas, por lo que tan importantes es realizarse controles periódicos de la presión arterial como hacer frente a los principales retos de la investigación en este campo. Hoy, 17 de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión.
En el ámbito de la investigación de la hipertensión, hay varios retos que deben abordarse para mejorar nuestra comprensión de la enfermedad y desarrollar tratamientos eficaces. Estos desafíos incluyen la identificación de nuevos factores causales, la caracterización del papel de los factores ambientales, la clarificación del impacto de la hipertensión en el organismo, la mejora del diagnóstico y el tratamiento, y la implantación de la telemonitorización.
Arantxa González, investigadora del CIBERCV y del Cima Universidad de Navarra, indica que “la investigación traslacional es una necesidad urgente para conocer a fondo los mecanismos que lesionan el corazón en la hipertensión”. En el mundo hay 1.280 millones de adultos de 30 a 79 años con hipertensión (según datos de la OMS) y no solo existe una alta tasa de desconocimiento en cuanto a padecer la enfermedad, si no que apenas uno de cada cinco adultos hipertensos tiene controlado el problema.
En el ámbito clínico, es fundamental diagnosticar de forma más precisa la elevación anormal de la presión arterial y el daño en los órganos diana y, a partir de dicho conocimiento, se podrán desarrollar y emplear biomarcadores sanguíneos y de imagen, así como terapias específicamente dirigidas contra los mecanismos que los causan y planes de tratamiento personalizados, basados en la medicina de precisión.
Además, la hipertensión arterial que no está bien controlada aumenta el riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca. La Dra. González afirma que la insuficiencia cardiaca atribuible a la hipertensión arterial es “una de las grandes amenazas para la sociedad actual y lo será aún más en el futuro, especialmente en los países en desarrollo y para algunos grupos de población (como, por ejemplo, ancianos y mujeres)”.
El grupo de Arantxa González actualmente está estudiando el potencial de la biopsia líquida sanguínea, una técnica no invasiva que consiste en analizar diferentes componentes presentes en la sangre, para identificar patrones de biomarcadores moleculares alterados en los pacientes hipertensos. Uno de los componentes que están evaluando son las vesículas extracelulares circulantes, unas pequeñas estructuras celulares que se liberan al torrente sanguíneo y que contienen información muy valiosa sobre las células de origen. Al estudiar su contenido, es posible identificar biomarcadores específicos asociados al daño cardiovascular inducido por la hipertensión arterial y al desarrollo de insuficiencia cardiaca.
La investigadora del CIBERCV explica que el uso de tecnologías de alto rendimiento para analizar múltiples biomarcadores moleculares “nos ayudarán a identificar subgrupos de pacientes con riesgo diferencial de desarrollar cardiopatías y a identificar nuevos mecanismos asociados al daño cardiaco inducido por la hipertensión”.
Otra de las líneas de investigación que se están desarrollando son los mecanismos por los que la hipertensión contribuye al desarrollo de fibrosis en el corazón, el riñón y otros órganos. Actualmente, no se comprenden completamente los mecanismos por los cuales esta enfermedad contribuye al desarrollo de la fibrosis y, esta vía de estudio podría llevar a la identificación de nuevos objetivos terapéuticos y a la creación de nuevos fármacos anti-fibróticos efectivos y seguros que permitan prevenir o incluso revertir la fibrosis en pacientes hipertensos.