Las personas que viven con VIH/SIDA (PLWH, por sus siglas en inglés) experimentan un envejecimiento prematuro, según confirman los estudios observacionales. La predicción temprana de este envejecimiento no saludable a través de biomarcadores validados, fáciles de implementar en entornos clínicos, supone un desafío para su abordaje. Un artículo firmado por un equipo del CIBERINFEC y del IdiPAZ, liderado por José Ramón Arribas y publicado en la revista EBioMedicine, hace una revisión de la evidencia científica en este campo. “Los biomarcadores más prometedores son los relojes epigenéticos de segunda generación y los algoritmos integradores”, concluye el trabajo.
El tratamiento antirretroviral desarrollado para controlar la infección por el VIH supuso una revolución en el pronóstico de las personas que viven con el VIH. Las PLWH pasaron de sufrir enfermedades graves y, a menudo, complicaciones fatales a edades tempranas, a tener una afección crónica y una esperanza de vida cercana a la de la población general. Sin embargo, las enfermedades crónicas relacionadas con la edad aumentan a medida que las PLWH envejecen. El efecto nocivo de la infección por el VIH sobre el sistema inmunitario del individuo se suma a su deterioro durante el envejecimiento, exacerbando las comorbilidades. Además, estas personas están más expuestas a los factores de riesgo que afectan al envejecimiento, como las coinfecciones o los estilos de vida nocivos. El inicio del tratamiento antirretroviral revierte el proceso de envejecimiento biológico, pero solo parcialmente, y además puede tener algunas toxicidades que influyen en el envejecimiento.
“Comprender cómo envejecen las PLWH y cómo medirlo se ha convertido en una prioridad para mejorar su manejo médico. En esta revisión, exploramos el conocimiento actual sobre el envejecimiento con infección por VIH y los desafíos futuros. Además, analizamos los biomarcadores disponibles que podrían transferirse a la clínica para evaluar el estado de salud de estas personas y monitorear el diseño de intervenciones para lograr un envejecimiento saludable”, explica Berta Rodés, investigadora del CIBERINFEC en el grupo de Jose Ramón Arribas una de las autoras del trabajo.
Entre los biomarcadores más prometedores que se señalan en este estudio figuran los relojes epigenéticos de segunda generación y algoritmos integradores de diversos biomarcadores.
“Los biomarcadores epigenéticos de envejecimiento basados en cambios en los niveles de metilación del ADN (DNAm) se han utilizado en los últimos años para aclarar si la infección por VIH está asociada con un proceso de envejecimiento biológico prematuro”, explican los investigadores. En este sentido, la mayor parte de la investigación en PLWH se ha realizado en muestras de sangre utilizando diferentes algoritmos basados en DNAm en una amplia gama de posiciones CpG (Citosina fosfo Guanina) de la secuencia de ADN. Entre los relojes de primera generación, el más utilizado es el reloj de Horvath multitejido, basado en 353 sitios CpG. Este reloj se entrenó inicialmente en la edad cronológica y, aunque puede capturar la edad biológica, se han desarrollado nuevos relojes que permiten predecir mejor la enfermedad y la mortalidad. “La precisión de los relojes epigenéticos ha sido ampliamente validada y se han convertido en biomarcadores atractivos porque permiten estimar el envejecimiento fisiológico mediante el cálculo de la aceleración de la edad epigenética (EAA), definida como una edad epigenética mayor a la predicha en base a la edad cronológica. En este sentido, la EAA es un buen predictor de la aparición de comorbilidades y mortalidad relacionadas con la edad”, señalan los investigadores.
Por otro lado, y “dado que el envejecimiento es multifactorial, la combinación de biomarcadores resumidos en una puntuación puede ser más útil y precisa que un solo biomarcador”, apuntan. Un ejemplo de este enfoque combinado es el algoritmo MARK-AGE, un biomarcador integrador compuesto por un panel de 10 biomarcadores, desarrollado para medir el avance de la edad. “Pero para que sea útil, un biomarcador debe optimizarse para su uso en la práctica clínica. Por lo tanto, es importante tener grandes cohortes de PLWH que incluyan controles VIH negativos bien emparejados y con un seguimiento longitudinal. Los factores de confusión no medidos, como los hábitos de estilo de vida, la dieta, el nivel socioeconómico, el tabaquismo, el alcohol, etc., contribuyen al avance de la edad y, dado que la prevalencia de los mismos es mayor en las PLWH, es importante controlarlos”, concluyen.
Artículo de referencia:
Rodés B, Cadiñanos J, Esteban-Cantos A, Rodríguez-Centeno J, Arribas JR. Ageing with HIV: Challenges and biomarkers. EBioMedicine. 2022 Feb 25;77:103896. https://doi.org/10.1016/j.ebiom.2022.103896. Epub ahead of print. PMID: 35228014; PMCID: PMC8889090.