Ministerio de Ciencia e Innovación

Optimizar los registros de pacientes para mejorar el conocimiento sobre endocarditis infecciosa

Las investigadoras Laura Escolà y Núria Fernández Hidalgo han coordinado el trabajo
CIBER | lunes, 9 de octubre de 2023

Un equipo liderado por Laura Escolà-Vergé y Nuria Fernández-Hidalgo, del CIBERINFEC y el Instituto de Investigación Vall d’Hebron en Barcelona, ha realizado una valoración crítica de la utilidad de los registros de pacientes de endocarditis infecciosa (EI), que les ha permitido formular una serie de sugerencias para la mejora de estos archivos, y así progresar en el entendimiento de esta enfermedad, así como de otras afecciones poco frecuentes. El estudio, publicado en la revista Clinical Microbiology and Infection, ha sido realizado, además, con la colaboración de grupos del CIBERESP y del CIBEREHD, entre otras instituciones.

La EI es una enfermedad grave, potencialmente mortal, aunque infrecuente. Se encuentra en constante evolución, debido a cambios en su epidemiología, presentación clínica, herramientas diagnósticas y estrategias terapéuticas. Según explican las investigadoras, “dada la escasez de casos, sobre todo en centros que no son de referencia, los registros de pacientes han ido adquiriendo importancia en las últimas décadas, hasta hacerse fundamentales para el avance del conocimiento sobre EI. Sin embargo, también presentan deficiencias que conllevan consecuencias relevantes que son a menudo pasadas por alto”.

Con el fin de evaluar fortalezas y limitaciones, y ofrecer sugerencias de mejora, el equipo de investigación llevó a cabo una búsqueda de los artículos relevantes publicados entre junio de 2000 y junio de 2022, teniendo en cuenta también las referencias de los artículos seleccionados.

Ventajas de tener un registro

Tal y como apuntan las investigadoras, “los registros disponibles han hecho posible recabar datos sobre aspectos relativamente desconocidos de la enfermedad, identificar lagunas en el conocimiento, y generar nuevas hipótesis, lo que sirve de plataforma para nuevas investigaciones”. Además, añaden, “también pueden facilitar una descripción epidemiológica de la EI, que permite una evaluación observacional de la relación entre estrategias de gestión y sus resultados, y pueden aportar información sobre cómo la EI se distribuye en las poblaciones, y su impacto diferencial según el subgrupo considerado.

Por último, las autoras destacan que “pueden suponer un gran potencial formativo para investigadores con menor experiencia, y fomentar la colaboración, tanto clínica como de investigación, entre profesionales”.

También hay problemas

En cambio, la calidad de la información depende de cómo se recaben los datos, así como de la experiencia y cualificación del personal, del sistema utilizado, etc., y ello frecuentemente lleva a imprecisiones. Los datos de cohortes necesitan cuidado y revisión continuas para ser fiables, ya que la falta de exhaustividad perjudica la representatividad de los datos, pero la viabilidad a largo plazo de los registros está en entredicho, debido al trabajo necesario y a la falta de financiación. Además, apenas se ha empleado la extracción automatizada de datos en estos registros.

Por otra parte, el propio diseño de los registros puede responder más a preguntas adecuadas para la investigación, más que para las prioridades de los pacientes. “Incluso la propia definición de lo que constituye un episodio de endocarditis es muy variable entre los distintos registros y lugares”, apuntan las autoras. Si no se planea y ejecuta con cuidado, la gestión general de los registros puede llevar a la infrarrepresentación de localizaciones, disciplinas e investigadores jóvenes.

¿Qué hacer para mejorarlos?

Ante esta situación, el equipo propone una serie de consejos para mejorar la calidad de los registros. Éstos deberían definir su propósito claramente y con antelación; ello ayudará a distinguir la información importante de la accesoria. Además, debe determinarse si los datos a recoger existen o hay que realizar un esfuerzo adicional para recogerlos, y si su calidad es suficiente para responder a la pregunta de la investigación. Debe identificarse también las partes interesadas en el proyecto, quién lo liderará y en qué medida el presupuesto permite desarrollar y mantener el registro.

Con respecto a la gobernanza, resultaría conveniente nombrar un equipo ejecutivo, y de personas expertas en las diferentes áreas relevantes, dependiendo de la complejidad del proyecto, organizados en un comité ejecutivo y otro científico, para el proceso de planificación. También debería haber personal implicado en la implementación del plan, para asegurar que cada estructura realiza su función, y de que existe la mayor transparencia posible.

Finalmente, es necesario decidir con antelación el tamaño del registro (en número de pacientes y de investigadores), las localizaciones, la duración, la extensión geográfica, el coste y la anonimización de los datos. Deberá definirse la información a reunir, las variables de los resultados, y la población objetivo. Además, deberá prepararse un plan donde se especifiquen la fecha de comienzo, de fin (si hay) y las acciones a tomar una vez el registro se haya completado.

Se necesitan urgentemente iniciativas internacionales para recopilar los datos disponibles antes de diseñar nuevos registros, debido a que factores sociodemográficos y relacionados con los sistemas de salud no quedan claros, y porque en zonas donde reside hasta el 70% de la población mundial hay carencia incluso de información básica sobre microbiología y epidemiología.

En resumen, las autoras concluyen que los registros de pacientes de EI son herramientas útiles que proporcionan información valiosa sobre la enfermedad, pero “deberían ser considerados como proyectos continuos bajo constante revisión y mejora, para servir como base para la toma de decisiones en equipos de EI, independientemente de la localización o los recursos disponibles”, aclara Fernández-Hidalgo. Así se podrá avanzar hacia un entendimiento completo y enfoque equitativo de esta grave enfermedad, y otras afecciones raras.

Artículo de referencia:

Laura Escolà-Vergè, Aida Ribera, Ignacio Ferreira-González, Juan M. Pericàs, Nuria Fernández-Hidalgo. “Strengths and limitations of patient registries in infective endocarditis”. Clinical Microbiology and Infection, 26 Noviembre 2022. https://doi.org/10.1016/j.cmi.2022.11.023